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Las fracturas simples, también conocidas como fracturas cerradas, son un tipo común de lesión ósea. A diferencia de otros tipos de fracturas, las fracturas simples no implican una ruptura de la piel, por lo que pueden ser más fáciles de tratar y curar. Sin embargo, aún pueden causar dolor e inconvenientes significativos, y es importante recibir la atención médica adecuada para garantizar una recuperación completa.
Las fracturas simples pueden ser causadas por traumatismos o lesiones, como una caída o un golpe con un objeto. También pueden ser causados por el uso excesivo o el estrés repetitivo, como practicar un deporte o realizar el mismo movimiento repetidamente en el trabajo. En algunos casos, las fracturas simples pueden ser causadas por huesos débiles, como la osteoporosis u otras afecciones que hacen que los huesos se vuelvan más frágiles.
Los accidentes por negligencia que pueden causar fracturas simples, también conocidas como fracturas por estrés, incluyen accidentes por resbalones y caídas, accidentes automovilísticos y lesiones deportivas. En un accidente de resbalón y caída, una persona puede caer y aterrizar torpemente sobre una superficie dura, ejerciendo una tensión excesiva sobre los huesos y provocando una fractura. Los accidentes automovilísticos también pueden provocar fracturas si el impacto de la colisión hace que el cuerpo sea lanzado contra un objeto duro. Las lesiones deportivas también pueden provocar fracturas simples, particularmente en actividades que implican un impacto repetitivo en los huesos, como correr o saltar. Es importante que las personas tomen medidas para prevenir este tipo de accidentes y busquen atención médica si sospechan una fractura.
El síntoma más común de una fractura simple es el dolor, que puede variar de leve a intenso según la ubicación y la gravedad de la lesión. La hinchazón, los moretones y la dificultad para usar la extremidad lesionada también son síntomas comunes de una fractura simple. Si sospecha que tiene una fractura simple, es importante buscar atención médica lo antes posible para evitar complicaciones y asegurar una recuperación completa.
Para diagnosticar una fractura simple, un médico realizará un examen físico y también puede solicitar radiografías para obtener una visión clara del hueso y la extensión de la lesión. El médico utilizará esta información para determinar el mejor curso de tratamiento.
El tratamiento de una fractura simple generalmente implica reposo e inmovilización de la extremidad lesionada para permitir que el hueso sane adecuadamente. Esto puede implicar el uso de un yeso o una férula, lo que ayudará a mantener el hueso en su lugar y evitar daños mayores. También se pueden recetar analgésicos para ayudar a controlar el dolor y la incomodidad. Una vez que el hueso se haya curado, se puede recomendar fisioterapia para ayudar a restaurar la fuerza y el rango de movimiento de la extremidad lesionada.
Las fracturas simples, también conocidas como fracturas por estrés, implica tomar medidas para reducir el estrés y la tensión en los huesos. Esto puede incluir modificar actividades o rutinas de ejercicio para reducir el impacto en los huesos, usar calzado adecuado para apoyar los pies y los tobillos y asegurarse de que el cuerpo tenga suficiente calcio y vitamina D para mantener huesos fuertes. También es importante evitar fumar, ya que esto puede debilitar los huesos y hacerlos más susceptibles a las fracturas. Siempre es mejor consultar con un médico o proveedor de atención médica si le preocupa el riesgo de fracturas.